lunes, 29 de septiembre de 2014

Imperio Carolingio (VIII a IX) 

caballeros 

Hacia el siglo VIII la situación política europea se había estabilizado. En occidente algunos reinos aseguraban relativa estabilidad a varias regiones: Northumbria a Inglaterra, Visigotia a España, Lombardía a Italia y el Reino Franco a la Galia. 

El imperio Carolingio surge de las bases creadas por los predecesores de Carlomagno desde principios del siglo VIII (Carlos Martel y Pipino el Breve). La aspiración de Carlos era reconstruir la extensión del Imperio Romano Occidental, siendo la primera entidad política de la edad media que estuvo en condiciones de convertirse en potencia continental. Su capital era Aquisgrán. 
Como resultado de la estrecha relación entre la dinastía carolingia y el pontificado, el papa León III reconoció las pretensiones imperiales de Carlomagno y lo coronó en el año 800. 

Se crearon marcas para fijar las fronteras de los enemigos exteriores. El territorio interior fue organizado en condados y ducados. Los funcionarios que los dirigían eran vigilados por inspectores temporales. 
La consignación de las tierras junto con los cargos, pretendía sobre todo el mantenimiento de la costosa caballería pesada, gran fuerte del ejército del imperio. 

Comenzó a visualizarse una red piramidal de fidelidades que es origen del vasallaje feudal. 

Carlomagno negoció de igual a igual con el Imperio Bizantino, el Emirato de Córdoba y el Califato Abatida. Impulsó un notable programa artístico y pretendió rodearse de una corte de sabios e iniciar un programa educativo. Para eso llamó a la intelectualidad de su tiempo a sus dominios, dando impulso, con la colaboración de Alcuino de Cork, el llamado Renacimiento carolingio. 

División y hundimiento 

Tras la muerte de Carlomagno en 814, toma el poder su hijo Ludovico Pío. Los hijos de éste se enfrentaron militarmente disputándose los diferentes territorios del imperio. Más allá de las alianzas aristócratas, manifestaban distintas personalidades, tenían un idioma, costumbres, tradiciones e instituciones propias. 
El tratado de Verdún (843) pretendió disolver el imperio carolingio, y dividirlo entre los hijos de Ludovico Pío, aunque su objetivo se cumplió a medias. 
La división, sumada al proceso institucional de descentralización inherente al sistema feudal, en ausencia de fuertes poderes centrales, y al debilitamiento preexistente de las estructuras sociales y económicas hizo que la siguiente oleada de invasiones bárbaras (magiares y vikingos), sumieran a Europa nuevamente en una edad oscura. 

El sistema feudal 

El fracaso del proyecto político centralizador de Carlomagno, llevó en ausencia de ese contrapeso, a la formación de un nuevo sistema político, económico y social, que recibe el nombre de feudalismo. 
Se suele hablar de un “primer feudalismo” o “feudalismo carolingio” desde el siglo VIII al año 1000, y un feudalismo clásico, del 1000 al 1240. 

Dos instituciones eran clave en el feudalismo: 

•El vasallaje: era la relación jurídico-política entre el señor y el vasallo, consistente en apoyos y fidelidades mutuas. Se llevaba a cabo entre dos nobles de distinta categoría. Mediante una ceremonia, el más poderoso se convertía en el señor y el menos poderoso se convertía en el vasallo, y recibía sus correspondientes tierras. 
•El feudo: era una unidad económica y de relaciones sociales de producción entre el señor del feudo y sus siervos. No era un contrato igualitario sino que el señor feudal otorgaba protección a cambio del trabajo y protección de los campesinos. 

Otros elementos claves del sistema feudal: 

•Homenaje e investidura: dos puntos del proceso por el cual, un señor concedía un feudo a un vasallo, por sus honores y logros, generalmente militares. 
•Organización del feudo, la encomienda: rara vez se hacía una ceremonia o se escribía un documento para hacer constar de la relación de servidumbre del campesino frente al señor. Este tenía la obligación de defender a sus siervos y aplicar justicia, y a su vez debía correspondérsele labrando la tierra y pagando los correspondientes impuestos. 

Estamentos feudales 

Los tres estamentos del feudalismo eran los bellatores, oratores y laboratores. Los que guerrean, los que oran y los que trabajan. Los dos primeros son privilegiados, es decir que no se les aplica la ley común, tienen un fuero propio, distinto de los no privilegiados. 
No eran estamentos cerrados, ya que el ascenso social existía, y era debido al mérito. 

•Los bellatores, o guerreros: su función era la defensa, la protección física contra las amenazas exteriores, las agresiones y las injusticias. Estaba organizada piramidalmente empezando por el emperador, pasando por los reyes y siguiendo hasta el último escudero. 
Suelen clasificarse sin embargo, en alta y baja nobleza. La primera (marqueses, condes y duques) poseía feudos del tamaño de regiones o provincias, y la segunda (caballeros, barones) poseían pequeñas comarcas o municipios, o a menudo ningún territorio y vivían en el castillo del señor al que servían. 
caballeros•Los oratores, o clérigos: formado por el clero, encargado de garantizar la salvación de las almas inmortales. Algunos formaban parte de la élite más poderosa (obispos, abades) y otros más humildes (bajo clero, curas y monjes). Otra división se marcaba entre el clero secular y el regular. El primero controlaba la administración de sacramentos y la trayectoria vital de la población; y el segundo, conformado por monjes sometidos a tres votos: pobreza, obediencia y castidad. 
Fue una estrategia común que los hijos segundones ingresaran al clero para no interferir con el pasaje de herencia de sus hermanos primogénitos, y además eran bien mantenidos gracias a las donaciones y dotes. 
Los nobles eran privilegiados por la Iglesia, pero el Papa tenía el poder para desligar a algún vasallo de su servidumbre y fundar un nuevo reino dependiente del papado. 
•Los laboratores o trabajadores: los más numerosos, encargados del mantenimiento del cuerpo, considerada la función más baja. Podían ser campesinos o artesanos. Estos últimos podían encontrarse tanto en aldeas campesinas como en pequeñas ciudades. La excepción eran los maestros de obras o arquitectos, que eran nómadas. 

Fuera de esta organización podían encontrarse: zonas sin dependencia, que solían progresar más rápido, caballeros villanos, que se mantenían y defendían a sí mismos, y behetrías, que contaban con el poder de designar a su propio señor y cambiar si era necesario. 

El sistema feudal era a pesar de todo, estable, donde cada quien tenía su lugar. 

domingo, 28 de septiembre de 2014

Imperio Bizantino (IV a XV) 

La división de Oriente y Occidente fue, además de una estrategia política, un reconocimiento esencial entre ambas mitades del Imperio. 

•Oriente, muy diverso, era la parte más urbanizada y con la economía más dinámica y comercial, frente a un occidente en vías de feudalización. 
•La lingua franca en Occidente era el griego, mientras que en Oriente era el latín. 
•Oriente disponía de los patriarcados de la Pentarquía menos el de Roma (Alejandría, Antioquia, Constantinopla y Jerusalén). 
•La supervivencia de Roma dependía de la supervivencia de Oriente, mientras que no sucedía lo mismo a la inversa. Así, Roma fue abandonada a su suerte y sacrificada a los bárbaros. 

El emperador Justiniano I de Constantinopla consolidó las fronteras del Danubio y la Persia Sasánida, lo que le permitió concentrar los esfuerzos en el Mediterráneo. 
Entre los años 533 y 555, el general Belisario aniquila a los vándalos incorporando la provincia de África y varias islas del Mediterráneo, Mundus ocupó Dalmacia y Belisario, Sicilia. Rávena volvió a ser una ciudad imperial. 
Liberio desplazó a los visigodos del sur de la península Ibérica. 

En Constantinopla se iniciaron dos programas ambiciosos: una recopilación legislativa, llamada el Digesto, y un programa constructivo, destinado a levantar la Basílica de Santa Sofía. 
La Academia de Atenas fue clausurada. 

Crisis, supervivencia y cristianización 

Entre los siglos VII y VIII, Bizancio experimentó una etapa oscura al igual que Occidente, entre otras cosas, a causa de: 

•La pérdida de prestigio y control efectivo del poder central. 
•Feudalización incipiente. 
•Renovación de la guerra con los persas. 
•Invasión musulmana: pierden los territorios más ricos: Egipto y Siria. 

En los siglos siguientes la autoridad imperial volvió a reforzarse de la mano de un proceso de helenización, con una organización territorial más militarizada y fácilmente gestionable. 
El período entre el 867 y 1056, se conoce como Renacimiento Macedónico, y Bizancio pasa a ser nuevamente una potencia mediterránea. Se impulsa la difusión del alfabeto cirílico (adaptación del griego para la fonética eslava), y la difusión del cristianismo ortodoxo. 

perrosEn la segunda mitad del siglo XI, se presenciará sin embargo un nuevo desafío, representado por los turcos selyúcidas y la intervención del papado y los europeos occidentales en las Cruzadas, la actividad comercial de los mercaderes italianos y las polémicas teológicas del Cisma de Oriente y Occidente. 


La expansión del Islam 

En el siglo VII, tras las predicaciones de Mahoma y las conquistas de los primeros califas, se había producido la unificación de Arabia y la conquista del Imperio Persa y de buena parte del Imperio Bizantino. En el siglo VIII se llegó a la península Ibérica, la India y Asia Central. 
En el occidente, la invasión se frenó en dos puntos: la Batalla de Poitiers (732) ante los francos, y la Batalla de Covadonga (722) ante los Asturianos. 
Desde el siglo VIII se produjo una difusión más lenta del mundo musulmán por sitios tan lejanos como Indonesia y el continente africano, Anatolia y los Balcanes. Los árabes se relacionaron con China e India, y el Océano Índico pasó a ser un mare nostrum para su civilización. 

El intercambio comercial y cultural se llevó a cabo mediante dos rutas: 

•La ruta de las especias: marítima y de caravanas, que recorría el Mar Rojo y el Golfo Pérsico. 
•La ruta de la seda: atravesaba los desiertos y cordilleras de Turquestán. 

Innovaciones e intercambios que se llevaron a cabo durante la época: 

•El ajedrez. 
•La numeración índigo-arábiga. 
•El concepto de cero. 
•Algunas obras literarias. 
•El papel. 
•El grabado. 
•La pólvora. 
•Reinterpretación de la filosofía clásica. 
•Cultivos y técnicas agrícolas mediterráneas. 
•Circulación monetaria (sólo en el mundo islámico). 

La civilización musulmana fue destacable por el gran número de eruditos polifacéticos que produjo. Es una muestra de la homogeneidad de la filosofía islámica sobre la ciencia, y su énfasis sobre la síntesis, las investigaciones interdisciplinares y la multiplicidad de métodos. 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

resumen

Los nuevos reinos 

Las invasiones bárbaras del siglo III, demostraron la permeabilidad del limes romano de los ríos Rin y Danubio. Los germanos que los cruzaron se asentaron únicamente en el imperio occidental, ya que el oriental aún era fuerte. 

Los visigodos fueron los primeros en institucionalizarse y formar reinos (Tolosa y Toledo). Tras esto, desde el Imperio se les encargó la pacificación de la Galia e Hispania, en manos de suevos, vándalos y alanos. 

De estos tres, los suevos lograron instalar el reino de Braga, mientras que los vándalos se asentaron en el norte de África, siendo desplazados tiempo después por los Bizantinos (Justiniano I y los generales Belisario y Narsés, entre el 533 a 554). 

Los ostrogodos desplazaron a los hérulos de la península itálica, quienes habían depuesto al último emperador: Rómulo Augústulo. El reino Ostrogodo sin embargo, cayó también bajo la presión bizantina. 

El segundo grupo de invasores (siglo IV), encabezado por los francos, irrumpió en las Galias, desplazando a los visigodos, de su capital Tolosa (Tolouse) a Toledo. También absorbieron a burgundios y alamanes tras derrotarlos. 
En el siglo VIII los mismos francos derrotan a los lombardos del norte de Italia, y prepararán el camino para la llegada del imperio de Carlomagno. 

En Gran Bretaña, los anglos, los sajones y los jutos lucharán entre sí formando reinos rivales hasta ser unificados por los daneses, en lo que formaría más adelante el reino de Inglaterra. 

Las instituciones 

La monarquía germánica era una institución temporal, estrechamente vinculada al prestigio personal del rey, quien no dejaba de ser, el primero entre pares, elegido para una misión o expedición militar completa. 
El contacto con las instituciones romanas, fomentó que esta figura comenzara a ocupar un lugar más centralizado y permanente. 

Los linajes nobiliarios germanos, enriquecidos por la posesión de tierras, comenzaron a relacionarse con la antigua nobleza romana, en un proceso que puede llamarse feudalización. 
La figura del rey fue fortalecida por la Iglesia, que sacralizó la coronación, entregó al rey funciones religiosas y taumatúrgicas. 
Un caso interesante es el de Carlos Martel, un mayordomo que obtuvo el poder suficiente tras la batalla de Poitiers para formar su propia dinastía: la carolingia. 

La convivencia entre las mayorías germanas y minorías romanas fue solucionada por los pueblos más duraderos, los visigodos y los francos, en forma de matrimonios mixtos, una nueva legislación y conversiones al catolicismo. 

Algunas características de las instituciones germanas se conservaron: como el predominio del derecho consuetudinario frente al derecho romano (escrito), no obstante hubo intentos de algunas codificaciones legislativas. 

La cristiandad latina y los bárbaros 

La expansión del cristianismo entre los bárbaros, el asentamiento del episcopado en las ciudades y el monacato en ámbitos rurales constituyeron una poderosa fuerza fusionadora de culturas y ayudó a asegurar que rasgos de la civilización clásica pervivieran e incluso se expandieran por la mitad occidental del imperio. 

Los francos se convirtieron al catolicismo con el reinado de Clodoveo I (496 o 499). Los suevos se hicieron cristianos arrianos con Remismundo, y se convirtieron definitivamente en el catolicismo con Teodomiro (599 a 570). 
Los ostrogodos y lombardos, de la península itálica no llegaron a experimentar la trancisión y permanecieron predominantemente arrianos. 

El cristianismo fue llevado a Irlanda por San Patricio a principios del siglo V y allí se extendió por escocia, habitada por los paganos pictos y escotos. 
Los britones cruzaron por mar a la costa de Galicia y Asturias y fundaron la diócesis de Britonia. 
El cristianismo en Irlanda evolucionó de una manera distinta al cristianismo continental, tomando el nombre de “cristianismo irlandés”. Los irlandeses fundaron monasterios en Francia, en Suiza e incluso en Italia. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

Alta Edad Media 

Hierro, peste, hambre y fieras 

Entre 379 y 468 los bárbaros habían cruzado el limes romano del Rin, inhabitualmente helado. 
Los bárbaros experimentaban una situación de atraso respecto a los romanos, a los que percibían admirativamente, mientras que eran percibidos con una mezcla de desprecio, temor y esperanza (llegaron a ser vistos como justicieros por algunos pensadores). 
El nombre “bárbaros” viene de la onomatopeya griega “bar-bar”, la cual usaban para designar a los extranjeros no helenos, e implicaba un grado de desarrollo inferior a la civilización y superior al salvajismo. 

Los germanos, que contaban con varias instituciones peculiares como la Asamblea de guerreros libres o la figura del rey, comenzaron a adaptarse a las instituciones romanas. 
Los nuevos reinos germánicos evolucionaron posteriormente a monarquías feudales y monarquías autoritarias, hasta convertirse en estados nación (como Francia, con antepasados francos y España, con antepasados godos).

Transformaciones del mundo romano 

A finales del siglo IV la situación del pueblo romano era estable, tras guerras civiles, el imperio estaba nuevamente unido y contaba con una nueva religión: el cristianismo. 
Se habían encauzado los afanes de protagonismo político de los más ricos senadores y de las provincias occidentales y se habían formado acuerdos con la aristocracia militar germana, para ponerse al servicio del imperio. 

En el 475 fue asesinado Valentiniano III, los nobles que tanto habían confiado en los destinos del imperio, parecieron dudar. El gobierno imperial recluido en Rabean fue victima de intrigas, que seguían los intereses de un grupo de altos oficiales del ejército itálico, muchos de ellos germanos. 
El poder pasó a depender de lo militar, y esto derivó en el desarrollo de una política autónoma. 

Recluidos, los honestiores, acabaron por aceptar las ventajas de la legitimidad del gobierno de los reyes germanos, que les garantizaban más seguridad que las dispersas fuerzas imperiales recluidas en Rávena. 
Estos nuevos reyes estaban bastante romanizados y además, el avituallamiento de sus tropas resultaba más barato que el de las imperiales. 
Los grupos de humuiliores, los campesinos, hicieron lo mismo, y se agruparon jerárquicamente en torno a los aristócratas germanos, ya que habían venido soportando continuamente el abuso fiscal romano y buscaban un cambio. 

La metamorfosis de Occidente de romano a romano-germano, fue un cambio gradual y transitó un camino sinuoso antes de cumplirse. 

martes, 16 de septiembre de 2014

Inicios de la edad media

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni los ya mencionados como referencia aproximada ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época.

La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes trescientos años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo.


domingo, 14 de septiembre de 2014



La alta edad media
Hacia mediados del siglo XI Europa se encontraba en un periodo de evolución desconocido hasta ese momento. La época de las grandes invasiones había llegado a su fin y el continente europeo experimentaba el crecimiento dinámico de una población ya asentada. Renacieron la vida urbana y el comercio regular a gran escala y se desarrolló una sociedad y cultura que fueron complejas, dinámicas e innovadoras. Este periodo se ha convertido en centro de atención de la moderna investigación y se le ha dado en llamar el renacimiento del siglo XII.
El poder papal
Durante la alta edad media la Iglesia católica, organizada en torno a una estructurada jerarquía con el papa como indiscutida cúspide, constituyó la más sofisticada institución de gobierno en Europa occidental. El Papado no sólo ejerció un control directo sobre el dominio de las tierras del centro y norte de Italia sino que además lo tuvo sobre toda Europa gracias a la diplomacia y a la administración de justicia (en este caso mediante el extenso sistema de tribunales eclesiásticos). Además las órdenes monásticas crecieron y prosperaron participando de lleno en la vida secular. Los antiguos monasterios benedictinos se imbricaron en la red de alianzas feudales. Los miembros de las nuevas órdenes monásticas, como los cistercienses, desecaron zonas pantanosas y limpiaron bosques; otras, como los franciscanos, entregados voluntariamente a la pobreza, pronto empezaron a participar en la renacida vida urbana. La Iglesia ya no se vería más como una ciudad espiritual en el exilio terrenal, sino como el centro de la existencia. La espiritualidad altomedieval adoptó un carácter individual, centrada ritualmente en el sacramento de la eucaristía y en la identificación subjetiva y emocional del creyente con el sufrimiento humano de Cristo. La creciente importancia del culto a la Virgen María, actitud desconocida en la Iglesia hasta este momento, tenia el mismo carácter emotivo.
Aspectos intelectuales
Dentro del ámbito cultural, hubo un resurgimiento intelectual al prosperar nuevas instituciones educativas como las escuelas catedralicias y monásticas. Se fundaron las primeras universidades, se ofertaron graduaciones superiores en medicina, derecho y teología, ámbitos en los que fue intensa la investigación: se recuperaron y tradujeron escritos médicos de la antigüedad, muchos de los cuales habían sobrevivido gracias a los eruditos árabes y se sistematizó, comentó e investigó la evolución tanto del Derecho canónico como del civil, especialmente en la famosa Universidad de Bolonia. Esta labor tuvo gran influencia en el desarrollo de nuevas metodologías que fructificarían en todos los campos de estudio. El escolasticismo se popularizó, se estudiaron los escritos de la Iglesia, se analizaron las doctrinas teológicas y las prácticas religiosas y se discutieron las cuestiones problemáticas de la tradición cristiana. El siglo XII, por tanto, dio paso a una época dorada de la filosofía en Occidente.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. No obstante, las fechas anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas: nunca ha existido una brusca ruptura en el desarrollo cultural del continente. Parece que el término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra Historiarum ab inclinatione romanorun imperii decades (Décadas de historia desde la decadencia del Imperio romano), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años antes. El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se divide generalmente la edad media en tres épocas.

Inicios de la edad media
Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época.
La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes 300 años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo.